lunes, 9 de febrero de 2009

La Bola de Cristal

En respuesta a varias peticiones expresas y por una admiración propia, abrirá el carrusel de repasos de nuestra infancia, el espacio televisivo “infantil por antonomasia “La Bola de cristal”.
Cualquier niño de los 80, de los que crecimos con Barrio Sésamo y Verano Azul sonreiría cuando se le pregunta por los electroduendes. Y es que La bola de cristal marcó a toda una generación con su planteamiento innovador y sus propuestas inteligentes y arriesgadas.
Unos extraños muñecos de vocabulario extravagante compartían la pequeña pantalla con personajes de la actualidad cultural de la época, Alaska, la de los Pegamoides, que hacía unos sketches acompañada por “El Piraña”, de "Verano azul, Pablo Carbonell, Pedro Reyes, Javier Gurruchaga y con los geniales y entrañables Spanky, Scotty y Alfalfa, protagonistas de "La Pandilla", entre otros.
"Los electroduendes"(Bruja Avería, Bruja Truca, Hada Video, Maese Cámara y Maese Sonoro) despotricaban sin parar de los humanos y hacían la vida imposible a los "gilivatios" de los presentadores del programa.
Alaska y “El Piraña” (apodado “Matequilla” en esta ocasión), se veían envueltos en historietas acompañados de una serie de personajes extraídos de los cuentos tradicionales. Estas historietas, que actualizaban dichos cuentos de una manera divertida y desmitificadora, iban acompañadas de referencias "cultas" con poemas relativos al tema, que se ilustraban con grabados de los cuentos, pinturas o imágenes diversas, una entrevista con un adulto "famoso" de los diversos ámbitos sociales. Después, “Matequilla” repasaba el panorama cinematográfico y daba paso a “la Pandilla”.
Esto era "La Bola de Cristal" en 1984, porque lo que vino después, durante casi cuatro años, fue otra cosa. La bola no sólo entretenía, sino que enseñaba a pensar y fomentaba valores como la amistad y la solidaridad. Y lo hacía con un formato muy diferente al de los programas infantiles de la época (por no compararlo con los actuales…)
La Bola podría generar contenidos para tener un blog propio, pero como el cometido de éste es recordar episodios de nuestra infancia a través de pequeños resúmenes, no podría extenderme más. Por eso os animo a seguir “como su propio nombre indica” y proponer temas para futuras entradas.

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