El erizo que nos cautivó

En vista de que nadie conoce a Ted... busquemos un tema un poco más accesible para tod@s:

¿Un erizo rosa de 1´80? ¿Qué padres dejarían educar a sus hijos po semejante engendro? Pues éste fue nuestro profesor durante la mayor parte de nuestra infancia. Sí, el de todos. Ése era Espinete. Sólo necesitó la ayuda de unos cuantos amigos para enseñarnos un montón de valiosas lecciones sazonadas con algo de humor y, sobre todo, mucho cariño.

Contaba las historias del peculiar barrio en el que vivía junto a un sinfín de personajes que merecerían, al menos, una entrada aparte en este blog. Como reza el LP, El Barrio Sésamo estaba situado en una pequeña ciudad de la que nadie sabe demasiado. No tenía distrito postal, ni se podía encontar en ningún plano de carretera. Los más sesudos urbanistas han tratado de averiguar su situación exacta, y algunos políticos han pretendido ir hasta allí para hacer su campaña electoral. Todo inutil. Barrio Sésamo estaba en la fantasía de sus gentes o, tal vez en la imaginación de muchos niños y en la de algunos mayores, que conservan cuidadosamente retarzos de su infancia.

Barrio Sésamo fue el principal alimento televisivo, por no decir casi el único, de las generaciones de niños y mayores que crecimos en los setenta y ochenta. Las siguientes disfrutaron de más variedad, pero se vieron envueltas en las, a veces incomprensibles, guerras culturales modernas. Lo que antes era la fórmula docente por excelencia, ahora conduciría a la actual generación infantil hacia un oscuro futuro de perversión política, ideológica, sexual y bélica (según algunas autoridades).